Insomnio: el trastorno del sueño más común en niños y adultos

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Consejos para dormir bien por la noche

La Sociedad Española de Neurología estima que entre un 20% y un 48% de la población española padece insomnio temporal a lo largo de la vida y tiene problemas tanto para empezar a dormir como para mantenerlo. El 10% de los casos padece trastornos del sueño crónicos y graves.

Los trastornos del sueño son un problema común entre la población infantil, que afecta directamente el funcionamiento familiar y la vida diaria del niño. Existen varios diagnósticos asociados a este trastorno: insomnio, alteraciones del ritmo circadiano, hipersomnia, parasomnias y alteraciones motoras. Este artículo abordará el insomnio, el principal trastorno del sueño en España, seguido del síndrome de piernas inquietas.

Desde la más tierna infancia, los bebés requieren la máxima atención de sus padres durante la noche. Lloran, tienen hambre, se despiertan a menudo, pero no es algo que preocupe mucho a los padres, ya que es normal a esta edad. Aprenden a hablar y comienzan a exigir que se les lea una historia o que se les cante una canción de cuna. Se trata de rutinas que ayudan al joven a adquirir el hábito de conciliar el sueño después de algunas tareas rutinarias, aunque dependiendo de los síntomas que presente el insomnio, esta solución, mantener algunos hábitos antes de irse a dormir, se puede dejar atrás. Algunos niños tienen pesadillas, miedo o ansiedad por dormir solos, lo que genera inseguridad en sus hábitos de sueño y vigilancia constante por parte de sus padres. El insomnio se puede definir como la dificultad o incapacidad para dormir o la falta total de sueño, lo que se traduce en consecuencias diarias, como:

  • Falta de concentración: se hace un esfuerzo por prestar atención o estar interesado en algo.
  • Fatiga: cansancio y falta de fuerzas durante el día.
  • Irritabilidad: un personaje más susceptible en el ámbito social.
  • Incapacidad para tener rutinas: Intentar recuperar el sueño o hacer tareas lentas provoca la pérdida de hábitos y horarios, como la comida y las tareas obligatorias.
  • Desorientación: la abstracción de la realidad y el tiempo se aleja del entorno.

Los motivos que provocan el insomnio pueden ser múltiples y dependerán de la etapa de desarrollo, ya que existen muchas diferencias entre un niño y un adulto. A medida que la persona envejece, las causas del insomnio tienden a aumentar debido al estrés o la ansiedad provocados por el trabajo, los problemas económicos y los estimulantes (como la cafeína). En los niños se puede reducir a malos hábitos antes de irse a dormir, algunas molestias, depresión o simplemente llamando la atención de los padres.

A este trastorno se puede agregar el «insomnio digital» provocado por los «teléfonos inteligentes», la televisión, las computadoras y los videojuegos. El uso de estas tecnologías a altas horas de la noche también es una causa de falta de sueño, a veces hipersomnia, en niños y adolescentes. Enviar mensajes a través de «whatsapp» hasta tarde, ver una serie o una película son hábitos que se imponen conscientemente y que terminan reverberando y afectando desde la hora de dormir hasta el despertar.

Lourdes M. DelRosso, directora asociada del Laboratorio de Sueño Pulmonar Pediátrico, dijo en una entrevista con Infocop que “la reducción del tiempo de sueño necesario es muy común entre los adolescentes. El 85% de los jóvenes informa que duermen menos de 8,5 horas. Las parasomnias, como las pesadillas o el sonambulismo, son muy comunes en niños de hasta 7 años. «
Primero, sería necesario estar seguro sobre el tipo de trastorno de insomnio que padece el niño. Dependiendo de su duración, puede ser agudo (menos de 4 semanas) o crónico (más de 3-6 meses), y también confirmar si ocurre todas o casi todas las noches. Finalmente, observe a qué hora de la noche ocurre.

Algunos padres cometen el error de acostar a sus hijos más tarde, creyendo que cuanto más cansados ​​estén, más pronto se quedarán dormidos, lo que puede funcionar para ellos ocasionalmente. Otros permiten ciertos caprichos, como ver televisión o jugar videojuegos, en forma de recompensa por irse a la cama. En el insomnio, por falta de límites, el niño se niega a quedarse en la cama haciendo varias peticiones: comer, jugar, etc.

En el caso de los niños con insomnio recurrente se debe ejercer una extrema vigilancia, ya que puede conducir a la depresión, comprometer el sistema inmunológico y producir trastornos de la alimentación que provoquen aumento o pérdida de peso. También puede reflejarse en el rendimiento escolar debido a la falta de concentración. En cualquier caso, se recomienda consultar a un pediatra especializado en el tema.
Los jóvenes con ataques leves de insomnio pueden seguir los consejos de la Academia Estadounidense de Pediatría o la OMS. Estos son algunos de los factores que ayudan a los niños y padres a descansar adecuadamente mediante la reeducación del sueño:

  1. Duerme sin luz. Nuestros ojos son sensibles a la luz debido a la glándula pineal, por lo que si no se deja luz encendida se induce un estado de relajación y somnolencia.
  2. Cena con al menos hora y media de antelación. Intente comer comidas ligeras sin dificultar la digestión o acostarse con apetito. Se deben evitar los dulces, especialmente para los niños que tienden a comer chocolate antes de acostarse sin supervisión.
  3. Duerme entre 7-8 horas. Lo que se necesita para reparar el cansancio, recuperar fuerzas y descansar lo suficiente. Quedarse despierto hasta tarde y descansar menos de estas horas, o más, provoca alteraciones del sueño con posibles consecuencias. El tiempo a dedicar también dependerá de las personas, sus horarios y edad. Un estudio reciente publicado por el Centro de Medicina Circadiana sobre el «descanso activo» indica que para los bebés es entre 16 y 18 horas; para niños de 2 a 4 años, 12 horas más una siesta; de 4 a 6 años, 12 horas; de 6 a 11 años, de 10 a 11 horas; de 11 a 14 años, 9 horas; a partir de los 15 años, entre las 7 y las 8 de la mañana; en las personas mayores, puede ser tan bajo como seis horas.
  4. Siga el horario. Dependiendo del tiempo que tengas, debes dormir a una hora determinada y un número mínimo de horas, pero dormir bien te ayuda a descansar mejor.
  5. Hacer ejercicio. Ayuda a beneficiar el sistema hormonal y puede ser un buen tratamiento contra el estrés.
  6. Crear una serie de pasos antes de acostarse ayuda a su mente y cuerpo a prepararse y relajarse. Por ejemplo, cántele una canción de cuna al niño, lea un cuento o beba un vaso de leche. Es aplicable a niños y adultos, con un alto nivel de efectividad.
  7. Técnicas de relajación. Similar al paso anterior, pero en este caso consisten en ejercicios que relajan por completo la mente y el cuerpo, preparándolos para dormir.

Estos consejos sobre patrones regulares de sueño pueden ayudar a los niños a corregir este problema de salud, dependiendo, por supuesto, de su gravedad. Aunque una actitud segura y tranquilizadora hacia el menor por parte de los padres es el mejor consejo y el más recomendado.

Referencias

Infocop. (Revista de Psicología). Trastornos del sueño en la infancia y su relevancia para la salud – Entrevista a Lourdes M. DelRosso.

Asociación Americana del Sueño (ASA). Conceptos básicos de los problemas del sueño en los niños.

Sara Ros perioditaAutor

Sara Pedro Ros

Periodista / Editor

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