Paternidad y maternidad responsable

El secreto del éxito en educación: educar con responsabilidad

Paternidad y Maternidad Responsable

Tener hijos es muy fácil, criarlos no. Las personas que desean ser padres deben sentirse capaces de asumir una responsabilidad tan importante, tanto por ellas como por los hijos que deberían recibir suficiente de lo que más se necesita: amor y dedicación.

¿En qué consiste ejercer la maternidad o paternidad responsable?

Básicamente en comprender que hay que pasar de etapa. Los educadores deben incluir a sus hijos entre sus egoísmos y, a cambio, los hijos harán brotar en sus progenitores lo mejor de sí mismos, ¿o no es cierto que cuando una madre o un padre piensan en hacer felices a sus hijos están tratando de asegurar su propia felicidad al verse reflejados en su éxito educativo? Pero el precio que exige ese desprendimiento en favor de los hijos requiere madurez.

Amar es dar. Decir te quiero conlleva entrega, no a comodidad y a placer, sino con disciplina, anteponiendo lo que está por venir a lo que se tiene ahora. Una madre muestra a su hijo su maternidad responsable cuando está dispuesta a disfrutar de cada momento para que sea único e irrepetible, a pesar de que probablemente es un gesto que forma parte de las rutinas diarias. Un padre no puede acudir a recoger a su hijo como quien hace de taxista, sino ilusionado con el encuentro y preparado para ofrecer una propuesta atractiva, nunca un interrogatorio sobre los avatares del día.

La mayor de las responsabilidades parentales consiste en servir de molde para la identidad de los hijos. La identidad es una sustancia que se trasvasa de quien la tiene a quien todavía no la posee. Consiste en hacer una entrega que solo se produce si hay suficiente convivencia, tanto en tiempo como en calidad. Y siempre sin prisas. A los pequeños no se les puede engañar con poca cosa.

Naturalmente que entre las dudas de los padres responsables se incluyen las inseguridades que todos tenemos, pero aun así los hijos nos gratificarán por recibir una entrega total, que les llene de confianza y sentimientos de humanidad. “Esto es lo que hay” es lo que los padres que dudan deberían de pensar sincerándose con ellos mismos; la realidad también forma parte del legado que entregamos a nuestros hijos.

Queda claro que el resultado del proceso de criar y educar a los niños, será una nueva personalidad única e irrepetible, que determinará el curso de toda su vida. Por ello la psicología se ha ocupado de investigar los “estilos de crianza o estilos parentales”, buscando los distintos modelos y las repercusiones emocionales que estos parecen determinar sobre los hijos.

Desde Baldwin (1940) y Schaefer (1959), multitud de autores y estudios publicados (Maccoby y Martin, 1983; Craig, 1997) han puesto de manifiesto que el estilo educativo de los padres afectivos y democráticos, que ganan su autoridad a través de ejercer su responsabilidad, es la mejor garantía para los hijos.

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